miércoles, 21 de julio de 2021

XX, RANDA, DALT LO PUIG.

XX

RANDA.
DALT
LO PUIG.

Extén ta vista, observa l´hermosura,
Qu´altra
volta ´ns apar,
De Mallorca, la terra de ventura,
La filla de
la mar.

Hem corregut de camps y de vilatjes
Lo delicat
floret,
Hem cullit per riberes y boscatjes
De Bellesa
l´esplet.

Y ara demunt lo cim del Puig de Randa
S´axampla
´l nostre pit;
L´inspiració la voluntad comanda;
Refrèsca
´s l´esperit.

XX
RANDA.
EN LA CIMA DEL CERRO.



Tiende
la vista, contempla la hermosura, que otra vez se nos aparece, de
Mallorca, la venturosa tierra, la hija del mar.

Hemos
recorrido lo mejor de sus campos y pueblos; hemos gozado á la orilla
de los torrentes, y en lo hondo de los bosques, los tesoros de la
Belleza.
Ahora en la cumbre del Cerro de Randa, dilátase el
pecho; con los nuevos impulsos de la inspiracion, se reanima el
espíritu.




Aquí
vénen, plorant amargues penes
Del mon, los ermitans,
Preferint
á la vida entre cadenes
La vida dels milans.

Sant Honorat
los lliura de desgracia,
S´en puja l´oració;
Los ascolta la
Verge de la Gracia,
Y alcánçalos perdó.

Aquí vengué la
gloria d´esta terra
Lo mártyr Ramon Lull;
Aquí somnis
d´amor, visions de guerra
Giravan per son ull...

La Verge
de la Gracia té edifici,
Que sembla, si be mir,
Arrufat baix
penyal, qu´es com cilici,
De Pedra ´l Monastir.

Veig en
la coma, guarda que pastura,
De Randa ´l llogaret;
Abaix, de
Lluchmajor la vila sura
En estanchs de vinyet.



Prop
d´ella jau lo Camp de la batalla,
¡Recordança cruel!
Lo
rey en Jaume (III) ab l´inimich batalla,
Donant l´ánima
al Cel.







Aquí
vienen, llorando las amargas penas del mundo, los pobres ermitaños;
prefirieron á la antigua vida entre cadenas, la libre vida de las
águilas.

San Honorato los libra de males, y sube su oracion
al Cielo; los escucha nuestra Señora de Gracia, y alcánzales el
perdon.

Aquí vino la gloria de esta tierra, el mártir
Raimundo Lulio; aquí fantaseaba sueños de amor divino, visiones de
cruzadas...

Nuestra Señora de Gracia tiene una iglesia, que,
acurrucada en el hueco de un peñasco, que tiene forma de cilicio, se
parece, si bien se mira, al Monasterio de Piedra, de Aragon.



En
la cañada, desparrámase el lugarejo de Randa, como rebaño que
pace; y abajo, la villa de Lluchmayor flota en un mar de
viñedos.

Cerca de la villa está el Campo de la batalla. ¡Oh
cruel recuerdo! Paréceme ver al rey D. Jaime III pelear
valerosamente, y perder allí la vida.





A
llevant, per la costa, la badía,
Forma lo llunyadá,
D´Alcudia,
com antiga sagetía
D´hont vètla ´s l´Africá.



Y
vers garbí, ¿sentiu com remoreja
Ab les ones lo vent?
De
Palma la badía als peus planeja,
Blava, gran, imponent.

¡Qué
lluny está d´aquí la bella Palma,
En braços de la mar!
¡Deu
te guart, oh Ciutat! ¡Pugas en calma
Eternament
durar!

Setembre de 1881.







Por
la costa de levante, asoma á lo léjos la bahía de Alcudia, como
antigua saetera, desde la cual se vigila á los Africanos.



Y
mirando á poniente, ¿oís el rumor de las olas y los vientos? La
bahía de Palma se extiende á nuestros piés, azul grande,
majestuosa.



¡Cuán
léjos está de aquí la bella Palma, abrazada por el mar! ¡Guárdete
Dios, ciudad mía! ¡Ojalá vivas en paz eternamente!

(V.
nota 15.)

XIX, AL PEU DE LA VICTORIA.

XIX

AL
PEU DE LA VICTORIA.




La
nit serena,
Lo cel molt blau;
Suspira l´ayre
Per lo
pinar.
Petites perles
De llum brillant,
Lo manto
brodan
Endiumenjat.
De bella lluna
L´ull clarejant,
En
les boyrines
Fixa sos rays.
Dels sabel-lins
Lo crit
resplán,
Pe´ls tamarells
Del arenal.




XIX
AL
PIÉ DE LA VICTORIA.

Serena esta noche, el cielo profundamente
azul; el céfiro murmura en los pinares.

Infinidad de menudas
perlas, bordan con rayos de luz el más lujoso manto del
crepúsculo.

Los claros ojos de la luna llena, fijan sus
miradas en las nieblecillas del mar.

Óyese el grito de los
alcaravanes, que se pierde en los tamariscos de las desiertas playas.





De
la Victoria
Lo puig sagrat
Guarda silenci,
Dormit
gegant.
___

Y dormen á sa falda les murades
De la
moresca Alcudia, no vençuda;
Y se levan les ombres irritades
Dels
Romans de Pollentia, ya cayguda.

Dues badíes forma ´l
promontori
Que ses ones parteix ab simetría,
Y al cim del mont
proclama l´oratori
Reyna de les Victories á María.

Lo
Port Major extén inmenses platjes,
Y veu les naus més altes
arribar;
Lo Port Menor en verdosenchs ribatjes
Es de Pollença
la graciosa mar.




De
l´una part Alcudia reb los besos
Del vent que besa´l front de
Sant Martí;
Del altra part Pollença ascolta ´ls resos
Que á
la Verge del Puig fa ´l peregrí.

Y s´ouen crits de guerra y
de matança
De moros y cristians en patria gesta;
Y dels
Agermanats mot de venjança
Que repeteix de nit l´eco funesta.







El
sacro cerro de la Victoria, guarda silencio, como dormido
gigante.
__

Y duermen en su regazo las murallas de la
morisca Alcudia, jamas vencida; y se levantan las irritadas sombras
de los romanos de Pollentia, caída para siempre.

Dos extensas
bahías forma el promontorio, dividiendo simétricamente las aguas;
en la cima del cerro, una pequeña iglesia atestigua que María es la
Reina de las Victorias.

La bahía de Alcudia, ó Puerto Mayor,
ve anclar en sus inmensas playas los buques de alto bordo; el Puerto
Menor forma con sus verdeantes riberas la graciosa bahía de
Pollenza.

Por una parte, Alcudia recibe los besos de la brisa,
que orea la frente de San Martin; por otra, Pollenza escucha los
rezos de los peregrinos que suben al Monte de la Vírgen María.

Y
diz que á deshora suenan voces de guerra y de matanza; y vense
patrióticas escaramuzas de moros y cristianos; y retumba el grito de
venganza de las Germanías, repetido por los ecos de la noche.







Mes
ja la lluna
Com un diamant,
Brilla més clara
Pe´l cel més
alt.

Una llanxeta
S´en ve remant,
Fins á la roca
Desde
hont l´aguart.

Un tros enfora
Llaüt está,
Infla la
vela
Lo fresch embat.

Belles onetes
Riçan la
mar,
Blanqueja l´aygua
Proa tallant.

Aquesta es
l´hora,
Surt a pescar,
Llaüt que pescas



Encès
coral.
Agost de 1881.



Mas
ya la luna brilla clarísima, cual un diamante, en la mitad del
firmamento.

Una lancha, movida por dos remos, se acerca á la
roca en donde la estoy aguardando.

Algo más lejos está
anclado un laud; el fresco vientecillo hinche la vela.

Pequeñas
olas rizan la superficie del agua; blanquean las espumas al rededor
de la cortante quilla.

Ya es la hora; leva las áncoras, laud
pescador, tú que pescas el encendido coral del fondo de estos
mares.

(V. nota 14.)